[Argentina/ EEUU]
nació en Buenos Aires y vive en Nueva York. Publicó los libros: La noche de los bueyes (1999), Premio Internacional de Poesía a la Creación Joven de la Fundación Loewe, Esa sal en la lengua para decir manglar (2014), 62 brazadas (2015) y Excursión (2021). Su libro híbrido Poem That Never Ends [Un poema que no termina nunca] obtuvo el premio Essay Press y fue publicado este año en Estados Unidos. Co-tradujo, junto con Mirta Rosenberg, el libro Eros el dulce-amargo de Anne Carson (2015) y la antología de poemas Home Movies de Robert Hass (2016). Es editora de Ugly Duckling Presse.
Poemas
Debería estar escribiendo un prólogo
me quedo en este umbral
escalón de piedra
así me senté a llorar un día
frente a una puerta roja
un desconocido me entregó un pañuelo de papel
dijo don’t
worry, it’s not
worth it, no era el comienzo
de una conversación, siguió de largo y yo seguí
el pañuelo en las manos
al final deshecho
pequeños pedazos de papel
como los que mi padre se pegaba en el rostro
después de afeitarse
ahí donde hay una herida abierta hay
el riesgo de que algo se pegue
un papel o una frase,
it’s not worth it
ante la indefinición de un corte
lo primero que surge son
instrucciones
primeros auxilios
hace falta
tomar ciertos recaudos
apretar la herida es lo primero
acercar sus bordes
y apretar
según el tamaño
según su ubicación
sobre todo no pensar en el filo
en lo contundente
de esa imagen
la publicidad de hojas de afeitar
gillette, la acumulación de las t
triple hoja
un pelo que se corta y cae
y otro
y otro
decir al oído de quien padece
don’t worry, don’t worry
las palabras van
creando un ritmo que se acopla
a la respiración
debe ser eso dar aliento,
me pidieron que escribiera un prólogo no esto
un comienzo, no
algo anterior al comienzo
de un libro, nunca antes
escribí un prólogo, ante lo desconocido
uno se aferra a lo conocido
un escalón de piedra, una puerta roja
un manojo de imágenes
como los niños se aferran a cierta secuencia
baño comida sueño baño comida sueño
hoy
tengo la edad en que veía los cortes en tu rostro
hoy
me corté al afeitarme
padre, el tiempo
deja caer su gota
abrí la puerta
me senté en un escalón
un desconocido me habló en su lengua ajena don’t
worry pero era tu voz
y no era una instrucción
era un comienzo
(Inédito)
El río de noche con las ventanas bajas:
viento y autos estacionados
no hay luna, hay un destello en el agua
una boya
no necesitamos señalar los dos buscamos
lo mismo: fijar la vista: un punto,
cómo uno se aferra
a una boya, pienso, cómo la ansiedad se concentra
en ese punto que por momentos se desvanece
y no pienso más, vuelvo a mirar:
hay un tiempo de luz, un tiempo de oscuridad
y la duración de uno y otro marca un ritmo.
Del libro Excursión. Edit. Bajo la luna. Buenos Aires. 2021
Se bañó mientras todos dormían
se puso un camisón a oscuras
miró los ojos cerrados del otro una vez más
pisó suavemente las tablas del suelo y no crujieron
abrió la heladera
tomó agua bajo esa única luz
se quedó quieta, atenta a los sonidos: la casa, los suyos
respiraban. Abrió la ventana: en alguna parte había música
no distinguía dónde era la fiesta
unos volvían, otros iban
hacia ahí:
no siguió el ritmo de esa música no sacó el cuerpo por la ventana para ver más no abrió con desesperación una botella no dejó caer un bretel no se pintó la boca al rojo vivo no besó el vidrio no besó no se frotó los labios para no dejar marca no cerró los ojos para perderse no quiso llegar a esa fiesta en el centro de esa fiesta no hay nadie nadie, se dijo.
No cerró la ventana,
caminó hacia su habitación
ciega, guiada por el roce de las cosas
así volvía a la casa de sus padres cuando era tarde y el miedo
era algo preciso: ser descubierta.
Tocó el borde de la cama, se dejó caer
en esa otra oscuridad
esperó.
Del libro Excursión.Edit. Bajo la luna. Buenos Aires. 2021