DISCURSO 12° FESTIVAL INTERNACIONAL DE POESÍA DE BUENOS AIRES.

Celebrar la inauguración de un festival de poesía, es como vernos en la escena de la película danesa “La fiesta de Babette”: todos los que conformamos la organización de este FIP hemos preparado amorosamente, todo el año, desde las grandes necesidades hasta los pequeños detalles para que nuestros poetas invitados se sientan como en ese film, degustando los sabores que producen estos encuentros donde si bien la poesía es la protagonista, también actúan la interculturalidad, las diferentes estéticas y generaciones y las culturas que cada uno nos irá enseñando en estos cinco días de fiesta de la poesía.

Mucho se ha escrito sobre qué es la poesía, desde la antigüedad, desde la época de los trovadores en el siglo once hasta la actualidad y no sé si existe una definición, quizá haya tantas como lectores posibles…

“La poesía – ha dicho Rimbaud- quiere cambiar la vida. No piensa embellecerla como piensan los estetas y los literatos, ni hacerla más justa o buena, como sueñan los moralistas. Mediante la palabra, mediante la expresión de su experiencia, procura hacer sagrado al mundo; con la palabra consagra la experiencia de los hombres y las relaciones entre el hombre y el mundo, entre el hombre y la mujer, entre el hombre y su propia conciencia. No pretende hermosear, santificar o idealizar  lo que toca, sino volverlo sagrado. Por eso no es moral o inmoral; justa o injusta; falsa o verdadera, hermosa o fea. Es simplemente poesía de soledad o de comunión. Porque la poesía que es un testimonio del éxtasis, del amor dichoso, también lo es de la desesperación. Y tanto como un ruego puede ser una blasfemia”.

El gran narrador Ricardo Piglia, recientemente fallecido, defendió la poesía al afirmar que frente a los tiempos acelerados que vive hoy la sociedad, “es uno de los pocos espacios donde se puede establecer una temporalidad propia”. Y recordó que para Adorno después de Auschwitz es imposible escribir poesía, “pero no es ése el caso de la experiencia rusa y la argentina, que, a pesar de haber vivido sus pequeños Auschwitz, continuaron escribiendo poesía”.

“Solamente la poesía ha logrado establecer ritmos lentísimos y también rápidos, tiene una relación con la velocidad que es única: la poesía está en el límite”, subrayó el escritor. “Los poetas son los únicos que consiguen hacernos tener una experiencia con el lenguaje de cambio de ritmo. Los narradores miramos a los poetas con respeto porque trabajan el lenguaje en su punto más perfecto. La lectura de la poesía es una experiencia que debemos recomendar. Los poetas tienen una indiferencia absoluta por la relación entre verdad y mayoría; los poetas construyen comunidades que parecen ser microscópicas, pero alteran las relaciones básicas con el lenguaje. Los poetas tienen una ética, el lenguaje es el objeto de su experimentación”.

Claro que es una experiencia que debemos recomendar: eso es lo que hizo este Festival durante 12 años ininterrumpidos. Se propone difundir su lectura, seducir nuevos lectores/as, demostrando que quien lee poesía puede lograr una mirada más abarcadora y penetrante sobre el universo, la sociedad, la cultura y los seres humanos.

La poesía enamora a los jóvenes, quien dice que no se la lee no sabe de qué está hablando. No es masiva como el reggaeton, es cierto, pero abarca a todo el mundo y en todo el mundo es respetada.

La mujer poderosa que muestra la pintura de Claudio Roncoli en nuestra gráfica, ha sabido ir acomodándose a los nuevos tiempos, nuevos formatos, nuevas maneras de decir, y logra que la poesía forme parte de ese encuentro con las distintas artes, el cine, la pintura, el teatro, la música.

Este festival se organiza con el entusiasmo de quienes creemos que este género es el más poderoso, intentamos dar herramientas para que quienes no se han acercado aún puedan hacerlo, y nos parece que cada año cuando nos reunimos, todos juntos la acercamos a espacios insólitos, quizá a donde puede parecer imposible que se escuche o que alguien se detenga por un verso.

Seguramente no transformaremos el mundo, si bien el lenguaje debe ser siempre subversivo, pero quisiéramos con la palabra pedir que desaparezcan del mundo el hambre, la pobreza construida por poderes espúreos, no sé si podremos lograr la paz y lograr que la humanidad sea tolerante con las razas, las ideas diferentes, los espacios públicos para promocionar poesía y lograr encuentros que deben defenderse, siempre.

La poesía jamás debe ser domesticada por los poderosos; la libertad de la poesía es el ángel que traspasa fronteras, lenguas, culturas, y produce ese encuentro que este Festival como otros tantos de nuestro país y del mundo acercan al lector y al poeta, acercan la lectura, la educación, el arte.

Juntos, queridos poetas de las provincias que hoy nos acompañan, Córdoba, Santiago del Estero, Provincia de Buenos Aires, San Juan, Río Negro y este comité organizador en el que muchos somos de provincias, de nuestra Buenos Aires querida y de los países como España, Francia, Italia, Portugal, Holanda, Dinamarca, Turquía, Canadá, Cuba, Ecuador, Brasil, Chile, Uruguay y de los que por primera vez participan como Eslovenia, Austria y Finlandia, hagamos de estos cinco días un encuentro, una fiesta.

Antes de finalizar quiero agradecer a todas la Embajadas que año a año nos acompañan y bienvenidas las tres que en esta edición se han incorporado.

Agradecimientos especiales al Director del CCK, Gustavo Mozzi, a la productora Juliana Consigli, al Coordinador de Contenidos Culturales, Leandro Olocco y todos los colaboradores de esa dirección.

A Javier Martínez, Director General del Libro, Bibliotecas y Promoción de la Lectura del Gobierno de la Ciudad.

Al Ministro Hernán Lombardi, por su apoyo a la poesía y a todo el equipo del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos de la Nación.

Y a todo el comité que ha trabajado incansablemente para que ustedes puedan sentirse como en su casa y a mi madre, hermosa y fuerte que se sumó para ser la anfitriona y chef de la comida regional conque la SEA los invitará mañana.

¡Bienvenidos poetas!

 

Graciela Aráoz

Buenos Aires, 14 de Junio de 2017.