PH. Hugo Suárez

[Arroyo Cabral, Córdoba, Argentina, 1954]

Publicó novelas, ensayos, cuentos y libros para niños. Obtuvo los premios  ‘Fondo Nacional de las Artes’, ‘Rómulo Gallegos’ (finalista), ‘Hans Christian Andersen 2012’ y ‘Konex de Platino 2014’, entre otros. En poesía ha publicado: Palabras al rescoldo (1993),  Kodak (2001), Pavese y otros poemas (1998), Beatriz (2005), Pavese/Kodak (2008), Sueño Americano (2008), Tendedero (2010), Cleofé (2017) y Rembrandt/ Beatriz (2018).

Poemas

CON MI HIJA, EN AUTO

A Josefina

Íbamos, con tu hija durmiendo
en el asiento de atrás, hablando las dos
de un modo nuevo sobre cómo lo real
atraviesa la experiencia del cuerpo
y de la psiquis. ¿Estás cansada?,
pregunté y enseguida pensé que había
hablado por demás. En otros tiempos
reprochabas no hables fuerte, no hables
tanto, no hagas gestos, pero anoche,
en la oscuridad del camino que va a casa,
preguntaste por mis partos, mis puerperios,
y yo te conté de aquella noche
llegando más muerta que viva al hospital.
Largué lo que tenía atascado en la garganta
y vos dijiste a mí si me hacen eso, los mato,
te juro que los mato. Hablábamos las dos
de un modo nuevo, en medio del camino,
con tu hija durmiendo en el asiento
de atrás. Entonces me contaste
lo que habías leído, que todo el dolor
que guarda el útero se sana en los hijos
de los hijos, y la resaca que guardaba
se fue limpiando entre los saltos
del auto sobre el ripio.

Del libro Cleofé, Edit. Caballo Negro, 2017.

RITORNELLO

Íbamos esa tarde hacia el centro, en el pueblo.
En el brillo de otoño, mi padre es un hombre
que va pensativo, que avanza sereno, con el pelo
retinto y los ojos brillantes. El silencio es su virtud.
Alguno quizás le ha soltado la mano, para hacer
que heredáramos tanta nostalgia. Lo recuerdo
esa tarde y después otra tarde desgranando maíz,
siento ruido de granos cayendo en la lata. Esta
vez me pidió que tuviera paciencia, se le nublan
los ojos. Es el humo, me ha dicho, no he logrado
que el tiraje mejore y ha venido el invierno.
Tiene miedo, lo descubro esa tarde. Es tu madre,
me dice. ¿Sanará?, le pregunto. Sanará, me
responde, y se queda en silencio. Yo
quisiera pedirle que me cuente la historia
del amigo lejano, que hagamos la cena,
pero él se levanta. No puedo hacer nada si no
está aquí tu madre, es cuestión de mujeres
los hijos, la casa. Son cuestiones del hombre
no saber hacer nada. Un día serás grande,
tendrás un marido, sabrás lo que pasa. Pero
yo no sabía, iba sola en el mundo con mi mano
en su mano. No sabía que tendría dos hijas,
que las hijas buscarían un padre, que otro
hombre les daría su moneda de sangre. Han
pasado los años, el invierno ha llegado, se
recuerda la escarcha, puedo ver crisantemos
desde el porche de la casa, una calle de tierra,
la vereda gastada, los zapatos del color
de los ojos, brillando. El piloto, el abrigo
que llevaba mi padre, la corbata…, yo
retengo esas cosas pequeñas, esos mínimos
datos, los preservo de todo, las cuestiones
privadas que se dicen a nadie, las palabras
de siempre: ya sabrás lo que pasa.

Del libro Cleofé, Edit. Caballo Negro, 2017.

TERESA

Me pusieron Teresa
porque era el nombre
de mi abuela y anduve por la vida
con mi nombre de vieja. Es un nombre
de santas y de reinas pero a mí no me gustaban
las santas ni las reinas. Yo quería un nombre
breve, un nombre leve
y no este nombre de cristiana nueva. Mi buena
Teresita, era la frase de mi padre, pero yo no
quería ser pequeña, hasta que un hombre
de brazos fuertes, de barba oscura dijo
mi abuela se llamaba Teresa, mi
hermana se llamaba Teresa, mi
primera maestra se llamaba
Teresa, ¿cómo te podría
olvidar?

Del libro Cleofé, Edit. Caballo Negro, 2017.