Preferimos el iceberg al barco,
aunque ello significara el fin del viaje…

Elizabeth Bishop

Comenzamos la decimocuarta edición del FIP Festival Internacional de Poesía de Buenos Aires y los fieles nos volvemos a congregar. La poesía, como casi todos los misterios del mundo, es secreta. Secreta quiere decir que sus códigos y estrategias son revelados para aquellos que la estudian. El tono, el ritmo, las palabras ocultas, la melodía de las llamas, la melodía del hielo, la oscuridad y la luz forman parte de ese secreto claro. Los poetas forman parte de esa cofradía que trata de descifrar el secreto. Los lectores de poesía también. Se unen, nos unimos dos partes aquí. Como dijera un mexicano, la poesía es la mitad que nos falta. Intentar reunirla o hallarla es la tarea del poeta y es también la tarea del lector u oyente.
La poesía reconforta en la medida en que nos da lo que no pudimos hallar en nuestra soledad. Olga Orozco, Enrique Molina, Alfonso Sola González, Alejandra Pizarnik, Pedroni, Bayley, y el escondido poeta de los Andes o de la selva misionera, de la Pampa, de la Patagonia, y también los poetas de los países lejanos que nos visitan, lo que buscan es eso: descubrir lo que les falta y descubrir lo que nos falta. El lector y el poeta en algún instante se transforman en uno. En la búsqueda de ese uno venimos transitando estos años. En esta nueva edición del FIP, cuarta en realizarse en el CCK, recibimos a poetas de nuestras provincias: Córdoba, Tucumán, Mendoza, Buenos Aires y de la Ciudad Autónoma Hasta aquí sería un festival nacional. Pero es Internacional porque viajan para participar poetas de Brasil, Canadá, Chile, China, Colombia, Dinamarca, Eslovenia, España, Italia, Marruecos, México, Suecia, Uruguay, Venezuela y, por primera vez, Inglaterra.
Celebramos que formen parte de la historia de nuestro FIP en su decimocuarta edición.

Bienvenidas. Bienvenidos.