Post vitae

Después de todo,
uno sale a la vida
con la ceguera en metáfora perfecta
del no saber a dónde irán las células
que se amontonan en el cuerpo
que van multiplicándose a cada segundo .
Uno sale a la vida sin lenguaje
ni sonidos más que los del llanto.
Será quizás una forma de presentarnos al mundo
creyendo o entendiendo
que el transcurrir aprendizajes
solo es agonía,
un parto de uno mismo o de la propia sombra,
hasta que nos renacemos después de varias décadas
y nos crecen las palabras, las puntuaciones, los silencios
en idioma nuevo y revolucionario contra toda muerte.
Después del tiempo quebrado o la desilusión malparida
aprendemos a respirar de nuevo como recién nacidos,
aún más cercanos al último latido,
pero el llanto primero ya no es llanto
sino , carcajada abierta y desprolija,
de raíz visceral,
lagrimeando la emoción
de haber sobrevivido.

Después de todo
uno elige
escribir o silenciar,
cualquiera de las dos opciones,
casi como un acto heroico.

Inédito