(Lisboa, Portugal)
Poeta. Licenciada y profesora de Filosofía, doctoranda en Literatura Portuguesa, Facultad de Letras, Universidad de Lisboa. Ha publicado Groto Sato (2012) – premios Pen Club (2012) de poesía y el CGD / Culturgest, Premios Nuevos (2013) en categoría literatura. Publicó también una plaquette de homenaje a Álvaro de Campos (con dibujo original de Luis Manuel Gaspar, 2013), Habitación 28: amor-odio SMS (amor-libro, 2013); Senhor Roubado (2016).
Poemas
Me gusta pensar que siempre he sido una buena solitaria
Traducción de Jerónimo Pizarro
Cuando me muera puesta bajo la luz más favorable
dirán que me moví con la ira de un rey burlón.
Harán romerías hasta el Senhor Roubado para mendigar
lo poco que no haya sido apuntado.
Amigos que enterraron cuerpos amigos
un solo amor capaz de morir de tan antiguo
un burro tumbado por vicios y vanidades.
Mis doscientos seis huesos harán la excusa
para doctorados sobre el Estádio, esa tapia,
que impedía que Lete devorara el rastro de los días.
Al fin y al cabo no habrá salido mal
la tan alardeada belleza ya nos había sido prometida.
Sabes, tengo poco para decir al final.
Apreciar sobre todo no tener a donde ir
hacer del amor el pasajero frecuente
cubrir más y más la cabeza con camelias.
¿Merecerá más la literatura que mi vida?
Hice toda la tropa militar en el gran bluff de la noche literaria
contribuí para la manía de mi generación
sufro mi propia condición de orfandad y acepto
que la medida de eso a que llaman realidad
sea un aparador de bibelots con las piernas enclenques
que sin querer un animal hace desandar.
Ahora poco escribo que convenga a la porquería diaria
escribo la borrachera de las palabras elegidas
porque nunca nadie escribió para elevarse
se escribe para darle forma al miedo y reducirle el peso.
Créanme, soy supersticiosa, empéñenme la vida
tengo un piececito en el bien, otro en el mal
y meo en el medio, es honesto pensar así.
Cuando me lleven llévenme entera pero antes
déjenme surfear la resaca de la última ola.
“Senhor Roubado”, Edit. Douda Correria, 2016.
Gosto de achar que sempre fui uma boa solitária
Quando morrer colocada sob a luz mais favorável
dirão que me movi com a ira de um rei trocista.
Farão romarias ao Senhor Roubado para esmolar
o pouco que não tenha sido apontado.
Amigos que enterraram corpos amigos
um só amor capaz de morrer de tão antigo
um burro tombado de vícios e vaidades.
Os meus duzentos e seis ossos farão a desculpa
para doutoramentos sobre o Estádio, esse tabique,
que impedia o Letes de engolir o rasto dos dias.
Ao fim ao cabo não terá corrido mal
a tão alardeada beleza já nos estava prometida.
Sabes, tenho pouco para dizer afinal.
Apreciar sobretudo não ter para onde ir
fazer do amor o passageiro frequente
cobrir cada vez mais a cabeça de camélias.
Merecerá mais a literatura que a minha vida?
Fiz a tropa toda no grande bluff da noite literária
contribuí para a mania da minha geração
sofro o meu próprio termo de orfandade e aceito
que a medida daquilo a que chamam realidade
seja um aparador de bibelôts com as pernas bambas
que sem querer um animal faz desandar.
Já pouco escrevo que convenha à javardice diária
escrevo a bebedeira das palavras escolhidas
porque nunca ninguém escreveu para se elevar
escreve-se para dar forma ao medo e abrandar-lhe o peso.
Acreditem, sou supersticiosa, penhorem-me a vida
tenho uma perninha no bem, outra no mal
e mijo no meio, é honesto pensar assim.
Quando me levarem levem-me inteira mas antes
deixem-me surfar a ressaca da última onda.
“Senhor Roubado”, Edit. Douda Correria, 2016.