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En la apertura del IX Festival Internacional de Poesía de Buenos Aires, se anunció que el año próximo se convocará a un concurso nacional de poesía cuyo premio será de ochenta mil pesos, a lo que se agregará la edición del libro ganador. Lo expresó el ministro de Cultura porteño Hernán Lombardi como parte de su discurso inaugural, quien adelantó que “llevará el nombre de la poeta Alejandra Pizarnik”.

Habló también Gustavo Canevaro, presidente de la Fundación El Libro, quien destacó que “el Festival invade las calles de poesía, pero también tiene una estética que se impone desde la gráfica elegida hasta cada una de las presentaciones”.

Por su parte la directora del Festival, Graciela Aráoz describió un contexto  mundial de contrastes, “con mentes violentas, la miseria, el abandono” y afirmó que “los escritores estamos comprometidos con esta vorágine, vivimos en una inclemencia y todo esto está en los poemas. Sin embargo, en Buenos Aires, mediante la literatura nos reencontramos y mientras mil magnolias se abren, nace una golondrina. Poetas de diversas lenguas llegan a esta ciudad de Borges, Cortázar y también de Gelman”.

Al momento de las lecturas se presentó el poeta Valerio Magrelli, de Italia junto a su traductor Guillermo Piro. Por Argentina la porteña Graciela Maturo y Osvaldo Guevara, de Villa Dolores, Córdoba y de Canadá Denise Desaultes.

En el cierre actuaron los “saraus”, poetas que surgen en la periferia de San Pablo y recitan sus poemas en los bares cercanos a las favelas.